Mi abuelo llegó a los 104 años y se fumaba dos paquetes de cigarrillos diarios, se bebía una botella de whisky todas las noches y comía mariscos tres veces a la semana.
Lo tuvimos que matar porque nos salía carísimo.
Mi abuelo llegó a los 104 años y se fumaba dos paquetes de cigarrillos diarios, se bebía una botella de whisky todas las noches y comía mariscos tres veces a la semana.
Lo tuvimos que matar porque nos salía carísimo.